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Donde la pausa implica la posibilidad de que algo pueda suceder

Luis Felipe Ortega
"Pausa y separación" [carpeta de grabados de Magali Lara]
Abril, 2015
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1. Hace algunos años visité una exposición colectiva donde me encontré con una pieza de  Magali Lara que me hizo dar un giro respecto a las ideas que tenía de su obra. En una sala de proyección sucedía una animación, una suma de colores y de formas absolutamente coherentes y lógicas con las preocupaciones visuales y temáticas de la pintura y la gráfica de Magali, pero ahora había un giro hacia el problema del tiempo, del sonido y de una acción que se continuaba para buscar “algo”. Ojo avizor es el nombre de aquella pieza realizada en el 2001. Escribí “algo” entre comillas, para acentuarla, para decir que ese “algo” en el trabajo de esta artistas es un espacio donde pueden sucederse nuevas preguntas y aproximaciones a lo mismo, es decir,  a esas cosas que nos han obsesionado desde hace años, que han sido frecuentes en la reflexión y se han multiplicado en diversos lenguajes: la posibilidad de ir hacia uno mismo, de encontrarnos y de sabernos… aquí.

 

2. Aquí, ahora. Un lugar y un tiempo donde las cosas pueden -siendo lo mismo- girar hacia lo otro, hacia un espacio de desdoblamiento, hacia un tiempo que es eco de otros tiempos. ¿Acaso no va por ahí el juego de la memoria? ¿Qué sucede cuando uno dibuja, habla, escribe y hace de ese espacio un acontecimiento ligado a los recuerdos, a ciertos eventos y a un número ilimitado de relaciones, juegos y suposiciones parecidas a un tiro de dados: sucede? ¿Qué sucede o qué podría suceder ahí?

 

3. Pienso la obra de Magali en términos de acontecimiento. Por un lado la acción que provoca un trazo/trayecto determinado. Por otro lado la idea, el sonido, el pasaje de la memoria que lo conduce en un relación de voluntad/involuntad. También: la fuerza e intensidad que le asigna un lugar en el espacio para que esa forma/abstracción genere un enunciado abierto en su trayecto/mapa. Me parece que ahí sucede un relación de fuerza y tensión importante, las acciones visuales -en tanto acciones conceptuales- proponen un flujo específico generando una cartografía, giros, aproximaciones y distancias: ¿no suena acaso a eso que nos sucede en nuestras acciones cotidianas? ¿no recuerda pasajes de nuestras vidas? Si toda historia (y todos tenemos una) es viable de ser catografiada, ¿qué mapa podría constituirnos? ¿habría uno? ¿dos? ¿podría desdoblarse, como quisiera Borges, hacia una especie de infinito?

 

4. Como una provocación hacia ella misma (es decir, hacia los otros y hacia nosotros), Magali Lara ha realizado una serie de juegos gráficos que, para mi gusto, son una reflexión sobre el problema del tiempo en el arte contemporáneo. Mencioné arriba sus exploraciones hacia la imagen en movimiento. Podría mencionar también sus obsesiones sonoras y lo que ha tardado en asumir el espacio de la composición musical como algo que la ha acompañado tan afectivamente. Podría referirme, sin duda, a aquellas piezas cinematográficas que la han marcado y que siguen marcando su trabajo (Melancolía de Las Von Trier, entre las últimas). Escribo esto no solamente como un marco de aproximación a su obra, sino como un intento de ir hacia el pensamiento de Magali  (o aquellas cosas que nutren y han venido nutriendo sus preocupaciones visuales).

Si hablamos de tiempo habrá que decir que en su caso no se trata de acceder a su representación o escribirla como ‘tema’ de su trabajo. Por supuesto que no. Al contrario, nada más lejano en su obra que esa relación obvia y obtusa para abordar un asunto tan complejo. En muchas series y momentos de su larga trayectoria, lo que tenemos es un tiempo que está ahí. Un tiempo que se vuelve materia prima para levantar una idea y para concretizar una acción visual. Estoy pensando en su intervención in situ sobre los muros de la Pinacoteca Nacional. Si la memoria y la pérdida de ésta nos regresa y nos ‘bota’ hacia otros tiempos, entonces ¿cuál es ese tiempo en el que estamos intentando recordar algo?, no el tiempo que fue, sino cuál es el tiempo que está siendo. Si algo podría ser ese hilo que atraviesa las obsesiones de esta artista hay que decir entonces que esas obsesiones están en una invisibilidad e inmaterial que han de ser tratadas, tomadas, sujetadas como una fuerza y energía capaz de convertir en otra cosa: la posibilidad de que una línea, un trazo o  un color sigan teniendo sentido.

 

5. La primera vez que escuché hablar a Magali Lara de su obra “Pausa y Separación”, 2014, estábamos en el Centro de Artes San Agustín, en Etla. Habló recurrentemente del cómic, de su afición por este tipo de narrativa. De la movilidad y la repetición. Para mi era importante ver cómo se iban comportando las placas en su movimiento, en su desplazamiento y en su nuevo emplazamiento. ¿Cómo es que la misma cosa/forma/enunciado/idea puede tener distintos comportamientos? ¿en qué ha de transformarse en ese trayecto? Quizá lo que más llamó mi atención fue la manera en que Magali podía manipular esos momentos de la obra para llevarla hacia otro momento y procurarle otro estatus. Me detendré un poco más en ese tiempo, ese que se hace invisible después, pero que en realidad es el generador de sentido (¿qué no es acaso esa la tarea del arte?). Si esa forma cumple una función en un momento, ¿cómo es que la artista puede generarle otra función, otra tarea, obligarla a que diga/haga otra cosa? Hablo de una manera muy física de este proceso. Desde luego no hay accidente, sino conciencia de la acción, en términos performativos sería el momento del acontecimiento, el momento en el que algo está sucediendo: ahora, aquí. Posteriormente, en otro espacio (en otro pliego de papel), tendremos una nueva composición, un nuevo momento de los elementos (como cuando un sonido se repliega y luego vuelve a suceder, una repetición que da sentido y cuya ausencia puede ser toda la razón para que haya sucedido tantas veces en una pieza).

 

6. Uno puede pausar algunas acciones, sin embargo dentro de esta pausa algo continúa. Uno espera el siguiente trazo, la siguiente línea, la siguiente forma, otra idea. Uno  puede estar en la sala de concierto dispuesto a que llegue otro sonido, otro conjunto de sonidos y, sin embargo, estos pueden no llegar. Quizá eso es lo que nos tiene ahí, eso es lo que nos hace creer que ya estamos en el tiempo/acción sonora. Magali se ha concentrado en observar la pausa. En hacer un movimiento -una serie de movimientos- pero la atención está puesta en la espera, en el inter, en el momento en que podría no suceder otra acción. Se ha concentrado aquí en diseminar elementos, en estudiarlos y en observarlos para notar nuevos estados de la cosas, para decirnos que las cosas siguen siendo las mismas y que la vez son otras, han sufrido un proceso que las trastoca, las vuelve diferentes en su mismidad.

 

7. El énfasis en la diferencia es algo que se ha ausentado del arte contemporáneo. En su voluntad de afirmación, la obra se ha ido hacia el rincón de la autoafirmación (¿ya vieron que soy esto, ya se dieron cuenta que soy aquello?), en su autoafirmación se cancela como espacio de indagación, de contradicción, de lugar de los enunciados abiertos. En Pausa y separación no hay afirmación sino búsqueda, las rutas se abren y andan sobre el espacio abierto, sobre un paisaje que puede accidentarse en cualquier momento. Como ámbitos topográficos, los procesos visuales de Magali Lara siempre son pretextos para acercarnos a lo que, de otra manera, sería casi imposible pronunciar.