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Cruce de caminos en la obra de Abraham Cruzvillegas

Luis Felipe Ortega
Texto del catálogo de la exposición
 Nuevas Manías de Abraham Cruzvillegas
1993
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Cuando las base de las cosas parece afectada, es muy probable que los cuerpos caigan, que se golpeen o que esa misma caída arruine la unidad del cuerpo (que su constitución se transforme).  Es muy probable también, que las cosas pongan en evidencia esta condición de ruina y que muestren en sí misma la presencia del tiempo que ha venido afectando alguna de sus partes.  Entonces el objeto –el cuerpo- no sugiere solamente una condición, sino que impone como una desproporción y como un resultado que impulsa la reflexión sobre esa base afectada, sobre esa enfermedad que pone en tensión las partes de una totalidad o que fecunda la búsqueda de espacios alterados. ¿Qué sucede cuándo estas ideas entran al campo de la escultura, de la instalación o del performance?

 

Durante los últimos cinco años, estas fueron algunas de las ideas que entraron en las obras de Abraham Cruzvillegas.  Ideas que permiten abrir el camino hacia una reconsideración de los espacios del arte. De sus materiales y de esos puntos donde las obras se entienden como procesos.  Ahí donde no persiste solamente la voluntad por conocer los ámbitos del arte sino por hacer de éstos una forma específica de conocimiento.  Y entonces, tenemos estas practicas que en realidad son medios para ubicar y señalar las formas artísticas como una aproximación, un acercamiento a la noción de obra de arte.

 

Pero ¿en qué ha consistido la obra de Abraham y cómo es que se vivieron esos procesos? Con una formación profesional fuera de las artes plásticas (terminamos la carrera de Pedagogía a finales de los años ochenta).  Abraham pronto abandonó los medios convencionales del dibujo y la pintura para incursionar en otras prácticas artísticas.  De hecho, su producción en dibujo durante un año, terminó como parte de otra obra: fueron envueltos con un lazo y colocados sobre una pintura.  Y sus pinturas en realidad llevan un proceso que va más allá de la descripción formal de sus representaciones o de sus técnicas.  Después de una serie de pinturas con temas que se desprendían del cómic u otros temas populares.  Abraham dejó este tipo de obras y comenzó uno de los procesos que abrieron el camino a una nueva consideración de sus obras.

 

Tal proceso recibió el nombre de Reciclaje.  Consistía en un conjunto de pinturas realizadas por su padre cuando tenía por oficio el pintar paisajes, bodegones o retratos por encargo.  Una vez que el negocio terminó, estos cuadros y otros objetos (tallas en madera y vaciados de yeso), fueron almacenados y olvidados.  Rescatados por Abraham, estos cuadros y objetos fueron de diferentes modos.  A veces un discordante conjunto, a veces un trozo o una letras.  Pero luego empezaron a relacionarse con otros tantos objetos.  Así por ejemplo, se les colocó una prótesis (una enrollada sobre un aparato ortopédico) y se les dio un título (Didáctica Magna, Discalculia, Currículo Oculto).

 

Pronto ese proceso pasó a conformar otro proyecto, ahora con un interés  más amplio por la escultura, la instalación y el performance. Precisamente tenía por nombre “Sobre la Base”.  Inevitablemente, su tema estaba arraigado en la enfermedad y el debilitamiento, y tocaba una parte importante de las investigaciones realizadas por Abraham en torno a la escultura contemporánea y los artistas que influyeron para transformar la noción del objeto artístico y del gusto.  El contexto aparece nuevamente como una fuente de estas obras y Abraham no tarda en abordar de manera subjetiva estos temas.  Entonces realiza una serie de homenajes.  Busca espacios públicos que tienen alterada la base, coloca muletas en monumentos, riega las plantas de los pies y hace extensiones con instrumentos y materiales de curación). 3  2x 1  es   un performance de 1991.  Abraham ofrece un bastón para ser derribado varias veces desde la parte inferior de las piernas, cae y se levanta para recibir nuevamente esa alteración de la base  3-2x1 es también un homenaje al artista de California, Chis Burden.

Instalaciones como “Luz Matutina” o “Panchito en Baviera II”, parecen una separación por su tema, pero recurren a puntos donde se juntan estos procesos.  Se trata por una parte, de una investigación en torno a los materiales y a la posición del individuo, y por otro lado se ubican en la escenificación de un consultorio, los instrumentos y objetos que no curan sino que muestran una ineficiencia: una cama de dos metros de alto, un conjunto de objetos a manera de ready mades que son bastones con ruedas de patines, muletas que se convierten en jaladores de agua, etc.

 

¿Qué sucedió después en la obra de Abraham? Para este artista que ha incursionado en diversas practicas y qué ha decidido `permanecer  en sus procesos de investigación dentro de la escultura, resulta que esta determinación no deja por terminada la relación con lo que sucede en torno a ella.  Quizá nadie como Abraham está interesado en provocar una discusión en torno a la producción artística desde la conformación misma de sus obras.  Encontramos muy pocas concesiones para el medio artístico y para la crítica, no pone de moda sus temas sino que invierte la lectura y vacía la relación que puede darse en torno a ella.  Por eso, aunque Abraham ha trabajado con objetos reciclados y ha participado en la práctica de la instalación o del performance, muy pronto se detiene para realizar una crítica.  No habla de los objetos en términos de arqueología que en realidad es una característica de quien produce obras con estos materiales reciclados, -sino que desarma unos cuantos elementos, habla de enfermedad, de límites, de desproporciones.  Y eso es, en sí mismo, un proceso que encarna el destino de la obra más allá del terreno de la estética, y que a la vez sostiene esa intención primera por el objeto - lo vuelve a contextualizar.

 

En los últimos meses, Abraham se ha interesado más por precisar la construcción de sus obras.  Avanza con una delimitación cuidadosa de los elementos –materiales, objetos, temas- que participan en ella.  Una nueva serie de esculturas no es lejana a las intenciones que provocaron las distintas transformaciones de su obra.  Aparece como una continuidad.  Una continuidad que se agita, que delimita, que vuelve a poner en marcha un conjunto de enunciados. La obra más reciente de Abraham se ha conducido herméticamente.  Este hermetismo, que también consiste en una alteración del lenguaje de los objetos, no arranca sus significados, sino que los incorpora a un sistema que sólo puede entenderse a lo largo de los procesos de estas obras.

 

Las obras más recientes de Abraham son ensamblajes con un tema popular.  El box como referencia y nuevamente la alteración del soporte (donde aparece definitivamente como una alteración semántica), la unión de guantes con bastones tubulares, la extensión de las cuerdas de unos zapatos de boxeador, un humorismo conjunto de  guantes a escala que se incorporan a una cartera, etc.  Todos estos objetos se relacionan para abrir paso a una acción simultánea y a reconsideraciones sobre el objeto (o entorno) a partir de sus accidentes.  Las obras mantienen una afirmación en varias dimensiones, pero se toman la libertad de ser personales, sus enunciados también.  Esto, evidentemente, gracias a un método que Abraham ha estado construyendo y que avanza en la determinación de los objetos como vehículos y como visiones consistentes de lo que ellos ya contienen en si mismos.  Sus construcciones, llevan una laboriosa tarea de observación, separación de contenidos y formas.

 

A partir de estas obras, vemos como el proceso se ha conservado.  Lleva sus implicaciones hacia la puesta en marcha de una serie de medios y mecanismos que, apenas hacen aparecer y poner en escena sus elementos.  Estos ya no pertenecen al significado general y definido de lo que son, sino que ahora ofrecen una lectura nueva, una lectura plural y a la vez única.  El arte de Abraham no tardará en recibir el nombre de un arte apasionado por las cosas, por los objetos.  Pero en esos objetos tendremos que leer la alteración puntual de eso que llamamos arte.  Eso que llamamos vida.