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Redoba en do para la posmoderna

Luis Felipe Ortega
La Jornada Semanal, No. 49
20 de mayo, 1990
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“El Pulmex será nuestro y los maestros, chalanes y medicuchara levantarán el tarro para preguntar: ¿cuántos guajolotes quiere por su Printaform? Extrañamos a Bienvenido Granda, y la música les llega a las chavas en redoba, acompasada fielmente entre pasillos de galerías y museos. ¡Ay¡ TIN-TAN, tú que anduviste por estos lugares benditos de Dios: dónde ansina se perdieron las tazas del Café de Nadie”.
La Posmoderna es una revista que llega en un momento atiborrado de otras revistas y de una cantidad impresionante de eventos culturales (conacultas, ejercicios de reventón, multitudinarios, individuales…).  De exposiciones, retrospectivas y reiterativos homenajes; canción de cuna o prendidísima inauguración con atole y tacos al pastor.  De cuadros colgados en nombre de la postmodernidad y de artistas que se develan por terminar alguna obra (para exponer, claro).
Dentro de esta revuelta  cultural, Rogelio Villareal le entra a organizar una revista que pueda decir sin solemnidad y aplausitos lo que en otro lugar se dice a medias o tan disfrazado que finalmente ni es crítica ni es abrazo de cuates. La PUS quiere decir las cosas como se dicen entre los carnales y tal vez por eso a muchos no les gustó el primer número.
Decía la primera editorial: “Es nuestra intención también recuperar el trabajo de gente talentosa y propositiva que no siempre encuentra cabida en los medios de difusión convencionales.  Estamos por la libertad en el lenguaje y en las formas.  Por la pluralidad y la tolerancia (lo único que no soportamos es lo mediocre y lo obtuso)”.  Y es dentro de esa intolerancia a lo mediocre donde la revista no brinda segundo número se mantiene la propuesta y busca mejorar con frescura lo que en el primero andaba cayendo del trapecio. 
Si ya conocíamos revistas con pretensiones parecidas a La PUS (La Regla Rota, como primer antecedente, y de otras que terminaron como voceras de algún partido político –La guillotina o MOHO que por ahí andan rolando), parece que esta publicación cuenta con gente que tiene ganas de trabajar, pero también de investigar, de aventurar en un tono desmadroso lo que no leyeron en otras críticas y merece ser dicho.
Historietas de Trino y Avrán; entrevistas con: Café de Nadie, Café Tacaba y Simples Mortales; hartos dibujos y fotografías; un cuento de Pedro almodóvar (el mismo); ensayos breves (¿Posmodernismo en México?, La cultura industrial y ¿dónde estás Buñuel? Sobre la pintura de Rubén Ortiz); Tiradero.  Entre otras cosas,
De buen diseño y entre las mejores opciones, La Posmoderna bien merece seguir una trayectoria constante para quienes gustan de las cochinadas bien hechas.
Y para los oídos guapachosos ya se prepara una entrevista con Celia Cruz; por lo pronto una buena traducción (con comentarios) sobre “Las raíces del reggae”